Con esta tecnología se puede reducir la subjetividad y mejorar la elección embrionaria.
Cuando después de un tratamiento de Fecundación in vitro tenemos en el laboratorio varios embriones que se han dividido, hay que seleccionar el mejor de todos para transferirlo. Y es en esos momentos, estudiando uno por uno al microscopio, cuando siempre nos preguntamos lo mismo: ¿estaremos eligiendo el mejor? ¿Cuál de ellos será el que tiene más posibilidades de implantar?
Hasta hace poco, esa elección la hemos realizado los embriólogos de manera subjetiva, es decir, seleccionando el embrión que desde el punto de vista morfológico cumplía una serie de criterios y tenía “mejor aspecto”.
Bien es cierto que existen características morfológicas que nos hacen descartar los que a priori parecen tener pocas posibilidades de éxito: se han dividido poco para el día en que se encuentran, o se han dividido de forma irregular… Pero siempre nos ha surgido la duda cuando contamos con varios embriones similares.
Afortunadamente, en la actualidad contamos en el laboratorio con una nueva tecnología: los sistemas time-lapse, con los que podemos comprobar, no solo día a día, sino a intervalos cortos de tiempo cual es el embrión que mejor se divide, el que parece que tiene un “buen aspecto” pero que en algún momento de su evolución no se ha comportado correctamente, etc.. En el incubador van acopladas varias cámaras fotográficas que realizan captura de imágenes constantemente cada cinco minutos. De esta forma, podemos en cualquier momento tener el seguimiento en tiempo real de la división embrionaria.
Y la ayuda que nos presta es enorme. Tanto es así, que su uso nos ha aumentado el número de pacientes que quedan embarazadas en el primer intento. Y no solo porque podamos conocer la evolución de cada embrión desde el principio al fin del proceso y poder así seleccionar el mejor de ellos, el que el sistema nos ayuda a elegir. También porque las condiciones en las que se mantienen son óptimas: se puede realizar el seguimiento sin sacarlos embriones del incubador para mirarlos en el microscopio, lo cual mantiene las mismas condiciones de temperatura, que son vitales para la “salud” del embrión.
Y como la tecnología avanza de una manera sorprendente, en un corto período de tiempo este sistema ha evolucionado aún más: ahora contamos con un aparato que tiene en su interior varios incubadores, donde las placas con los embriones de cada paciente se encuentran independientes. Hasta hace poco, los time lapse existentes consistían en un único incubador donde podían alojarse varias pacientes a la vez, en vez de la separación que existe ahora.
El prodigio continúa, ya que ahora posemos ver cómo ha evolucionado cada embrión y como se ha dividido hasta llegar el momento en que puede implantar….
¡Las maravillas de la técnica hacen que sea posible la ciencia que da la vida!