Historias Reales

Jennifer cruzó un continente para lograr su sueño: de EEUU a Tambre Madrid

USA patient Jennifer Frahm 2024

«Realmente he sentido que mi sueño de ser madre estaba en las mejores manos»

Muchos de nuestros pacientes traspasan fronteras e incluso continentes para lograr su sueño. Y esa es la historia real de la pareja formada por los norteamericanos Jennifer Frahm y su marido Walker. Cruzar el océano en busca de su sueño no ha sido distancia ni obstáculo y han viajado desde la bella ciudad del oeste americano, Salt Lake City, hasta Tambre Madrid para conseguir el ansiado embarazo.

Un hijo de 14 años

La maternidad y la paternidad no es nueva para ellos. Ambos ya tienen un hijo que ahora tiene 14 años, al que querían dar un hermano mucho antes.  Ampliar la familia siempre fue su objetivo. Por eso, cuando su primer hijo tenía unos 2 años buscaron un nuevo embarazo. Sin embargo, lo que tenía que ser algo natural y sencillo no lo fue.

Se dieron cuenta de que tenían problemas de fertilidad y no dudaron en buscar ayuda. Se pusieron en manos de una clínica norteamericana, poniendo todas sus esperanzas y sueños. En 2019 pasaron por una fecundación in vitro (FIV). Sin embargo, las cosas no salieron como esperaban y su tratamiento no funcionó. Algo les decía que tenían que buscar soluciones más allá de los Estados Unidos.

Jennifer sabía que necesitaba una clínica con mucha experiencia. Descubrió que en Europa existe una medicina reproductiva muy experimentada y con una larga tradición. Y en su búsqueda de las clínicas top europeas apareció Tambre. “Investigué mucho y cuando encontré Tambre supe que iba a ser una muy buena opción para nosotros”, explica Jennifer.

 

¿Por qué decidiste buscar una clínica fuera de EEUU?

La paciente americana reconoce que los costes de los tratamientos y las pruebas en EEUU son muy elevados. Así que Tambre, además de ofrecer una medicina reproductiva avanzada, le motivó por sus costes más competitivos. Aunque Jennifer confiesa que lo que la animó definitivamente fue la experiencia de Tambre, una clínica de Medicina Reproductiva Avanzada, y el trato que tanto ella como su marido recibieron desde el primer momento.

Un primer contacto online

El primer contacto con la clínica fue a través de una consulta online. “Envié un correo electrónico a Tambre y me respondieron muy rápidamente. Concertaron una primera consulta, fue una agradable videollamada con la doctora Laura García de Miguel, que se tomó el tiempo para responder a todas nuestras preguntas”, recuerda Jennifer, quien agradece la preocupación que desde el primer momento notó tanto de la directora médica de Tambre como del resto del equipo. Sintió y agradeció que les escuchaban y no notaron ni prisa ni presión.

 

Jennifer la paciente americana junto a Laura García de Miguel, ginecóloga y dra médica de Tambre

Jennifer junto a la directora médica de Tambre, Laura García de Miguel, que fue su doctora.

La primera impresión de Tambre

Jennifer confiesa que nada más llegar a Tambre notó que todo iba a ser diferente. Le gustó especialmente ver la compenetración del equipo. “Noté inmediatamente algo que me hizo muy feliz cuando llegué a Tambre y fue que todo el mundo trabajaba junta y se comunicaban muy bien entre sí. Y he aprendido de mis propias experiencias con la medicina que las personas que trabajan juntos y se comunican muy bien hacen una gran diferencia”.

“Noté inmediatamente algo que me hizo muy feliz cuando llegué a Tambre y fue que todo el mundo trabajaba junta y se comunicaban muy bien entre sí»

El diagnóstico preciso

En Tambre nos preocupan nuestros pacientes y nuestro objetivo es ofrecer el diagnóstico preciso que nos llevará al embarazo. El caso de Jennifer era complicado y médicos y enfermeras conocían su caso y sus cuidados. Y ella lo notaba y lo agradecía. “Siempre sentí que las personas que me atendían sabían lo que estaba pasando en cada momento de mi ciclo de FIV”, destaca la paciente.

Las instalaciones de Tambre: privacidad y tranquilidad

Jennifer reconoce que pasar por un tratamiento de fertilidad tiene momentos duros y no es del todo fácil. Pero a la vez, agradece la tranquilidad y la privacidad que se respira en Tambre y detalles que considera que son importantes para el bienestar de las pacientes.  “Cuando tratas de tener un bebé y no puedes se puede hacer duro ver fotos de bebés por todas partes y en Tambre no las hay. Además, es agradable estar en un ambiente tranquilo en tu propia sala de espera privada. Porque ver a otras personas nerviosas te hace sentir más nervioso y estresado”.

Una doble FIV y una ICSI

El tratamiento recomendado para Jennifer fue realizar una doble FIV, una doble fecundación in vitro en el mismo ciclo para acumular ovocitos y poder generar los embriones. “Al principio estaba un poco insegura, pero ahora estoy muy contenta de haberla hecho”, confiesa. Su tratamiento se realizó mediante una ICSI, se introduce un único espermatozoides en el óvulo para producir la fecundación.

 

Paciente de Tambre EEUU embarazada Jennifer Frahm

Paciente de Tambre EEUU embarazada Jennifer Frahm

Un test masculino que fue esencial

El proceso se le hizo largo porque además, tuvieron que hacer el test de fragmentación del ADN de los espermatozoides “algo que no te ofrecen de donde vengo”, recalca la paciente. “Creo que esta prueba nos ayudó para tener un mejor resultado”, cuenta Jennifer, quien a la vez, era consciente de que debido a la avanzada edad para ser madre, ya tiene 41 años, podía ser más difícil lograr embriones. La doctora les recomendó hacer el análisis genético de los embriones (DGP-PGT).

Tuvo un primer revés, porque en la primera ronda de FIV sus embriones no eran genéticamente normales. Todas las inseguridades llegaron a su cabeza. Pensó en la posibilidad de no lograr tener ningún embrión sano. Pero encontró el apoyo y la experiencia de los médicos de Tambre.

«La doctora García fue realmente encantadora. Dijo que hay que seguir teniendo esperanza, que ya había visto esta situación antes y que teníamos que seguir intentándolo»

La comunicación fue otro pilar fundamental en la experiencia de Jennifer. “Cada vez que tenía una pregunta, podía llamar o enviar un correo electrónico y siempre me respondían rápidamente. Eso me hizo sentir acompañada”, recuerda con agradecimiento.

 

Del momento más duro al más feliz

Hubo momentos de incertidumbre, especialmente después de la primera ronda de FIV, cuando descubrieron que no tenían embriones genéticamente normales. Fue un golpe duro, especialmente porque ya estaban en medio del segundo ciclo. «Pensé: ¿Y si esto termina sin embriones? ¿Cómo me sentiría?'», confiesa Jennifer. Pero la doctora García fue un pilar de apoyo. «Me dijo que siguiera teniendo esperanza, que a veces estas cosas son un poco aleatorias. Sentí que tenía que seguir intentándolo, y su confianza me dio fuerza».

Finalmente, justo antes de la Navidad pasada, Jennifer recibió la noticia que había estado esperando: cuatro embriones genéticamente normales. “Fue un momento inolvidable. Pasé de sentir una profunda tristeza a una alegría inmensa. Esa mezcla de emociones es algo que jamás olvidaré”, comparte.

Jennifer no puede evitar sonreír cuando piensa en todo el proceso vivido en la Clínica Tambre. Aunque los tratamientos de fertilidad siempre son emocionalmente difíciles, para ella, la empatía y el cuidado mostrado por el equipo hicieron toda la diferencia. «No puedo recomendar lo suficiente a la Clínica Tambre», concluye. «Realmente, me hicieron sentir que mi sueño de ser madre estaba en las mejores manos».

Su transferencia fue todo un éxito y hoy Jennifer está embarazada y a punto de dar a luz a su deseado bebé. Y es que en Tambre los sueños tienen nombre propio.