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Desde que se conocieron, Marta y Carlos tenían clara una cosa. Además del inmenso amor que se tienen el uno al otro, querían ser padres juntos. Esta es una historia llena de cariño, de superación y de constancia, con un maravilloso final feliz. Sin embargo, no está exenta de dificultades, de dudas y de momentos difíciles. Estuvieron a punto de tirar la toalla y afortunadamente no lo hicieron. Su tesón y su confianza en Tambre les ha traído el amor de sus vidas. Aunque, antes de tenerle, hubo un detalle que cambió sus vidas, pero no nos adelantemos a esta preciosa historia, vamos a conocerla.
“Escuchar el pum pum pum pum del corazón en la primera ecografía te cambia la vida para siempre”
Todo empezó en 2018
Su periplo de fertilidad comenzó en 2018, cuando acudieron a una clínica para lograr ser padres. La ilusión del comienzo pronto se desvaneció. Desde el primer momento las cosas no fueron como ellos esperaban. En ese primer proceso lograron tener 4 embriones. Sin embargo, Marta no logró quedarse embarazada en ninguna de las tres primeras transferencias. Esa primera dificultad fue un revés que les hizo pasarlo muy mal. A medida que todo fallaba fueron sucediéndose las pruebas, que acabaron agotándoles física y mentalmente. Pero lo peor estaba por llegar.
En su última oportunidad lograron lo que más deseaban. La ilusión volvió a sus caras, porque el embarazo se había conseguido. Pero su felicidad duró 8 semanas, exactamente hasta la ecografía médica en la que recibieron el mazazo: un silencio eterno que significaba que no había latido. “Para nosotros fue una desilusión muy grande”, cuenta Marta mientras se le quiebra la voz.
Dudas de seguir o tirar la toalla
Su pareja recoge sus palabras al instante y describe los sentimientos que vivieron en aquel momento: “Íbamos con mucha ilusión pensando que por fin habíamos conseguido nuestro sueño y, de repente, el sueño se había desmoronado por completo”. Carlos reconoce lo mal que lo pasaron, puesto que lo describe como “el momento más bajo que tuvimos”. Ese jarro de agua fría incluso les hizo dudar de si continuar en su búsqueda de lo que más querían, formar una familia, tener a su bebé. “Nos planteamos si el sueño que queríamos merecía la pena”, admite Carlos.
Al rememorar esos momentos difíciles no pueden disimular la tristeza del recuerdo. Es el momento en el que se les tuerce el rostro a ambos.
«En Tambre recuperamos la ilusión»
Marta añade que se tomaron muy en serio dejar de buscar el embarazo “porque teníamos muchas dudas”. Pero aún así decidieron darse una oportunidad. Fue clave conocer Clínica Tambre, porque todo cambió.
“Llegamos a Tambre y para nosotros fue recuperar la ilusión que habíamos perdido. Otra vez pensamos que podíamos alcanzar el sueño que deseábamos”, confiesan.
La mejor impresión
Algunos amigos les hablaron de Tambre y volvieron a darse una oportunidad. Aunque esta vez tenían muchas más dudas. Sin embargo, la primera impresión fue buena, y las siguientes fueron aún mejores. Nada más entrar por la puerta de Tambre recuperaron esa ilusión que tanto deseaban y sus sentimientos cambiaron. “Desde la puerta ya ves que es una clínica muy diferente a lo habitual”, comenta Carlos, quien describe que esa diferencia se nota también en la sala de espera y en general en todas las instalaciones. “Y cuando empiezas a conocer a las personas que conforman Tambre ves que es una clínica especial. Tambre fue el lugar donde cumplir nuestro sueño”, describe.
De un duro golpe a un golpe de ilusión
Marta corrobora las palabras diciendo que en la clínica “nos dieron esperanzas”. Y eso que después del duro golpe de perder su anterior gestación no tenían esperanzas “y en Tambre nos dieron el golpe de ilusión y por fin nos decidimos a iniciar de nuevo el tratamiento”.
Contar con un equipo experimentado y a su vez con gran empatía es una de las características de la clínica. Así que cuando los pacientes lo reconocen, es una doble alegría.
Desde el primer momento “notamos mucha profesionalidad de los ginecólogos de Tambre. Nos plantearon todas las pruebas que teníamos que hacer y nos dieron la luz que necesitábamos”, elogia Carlos.
¿Quiénes os acompañaron en el tratamiento?
La doctora Esther Marbán fue la ginecóloga especialista en fertilidad de Tambre que llevó su caso y que orientó las pruebas, entre ellas las inmunológicas, de la pareja. Estuvo con ellos en todos los momentos y a su experiencia suman que “fue muy cariñosa y cercana”. Carlos y Marta agradecen en general a todo el personal de Tambre el trato que les ha prestado. Y de hecho, Carlos considera que “sería injusto destacar a una u otra persona, porque en general todas las personas que conforman Tambre tuvieron un trato exquisito. Sobre todo muy humano, algo que en procesos así es de agradecer. Hay mucha calidez humana que se agradece mucho”.
Recibir siempre una respuesta
Uno de los aspectos que los pacientes valoran de Tambre es su capacidad para tranquilizar a las mujeres y las parejas que están inmersos en un proceso de fertilidad. Para Marta y Carlos ha sido muy importante que sus dudas se han resuelto siempre. “Cualquier duda que tuviéramos durante el proceso o preguntas que en el momento de la consulta no te venían a la cabeza o se quedaban en el tintero, aunque no fuera el día de la consulta, ha sido muy fácil de resolver con el simple hecho de llamar porque te resolvían las dudas. Y eso te da mucha tranquilidad”.
Y también agradecen la facilidad y adaptabilidad para coger cita y también para hacer las pruebas sin tener que salir de la clínica.
Los recuerdos más bonitos
Hay un momento que brilla especialmente en su camino de fertilidad y ese es, sin lugar a dudas, la gran noticia del embarazo. Marta lo recuerda como un momento “maravilloso” y se emociona de nuevo al recordarlo. Esa emoción se incrementó el día de la primera ecografía. Para ellos era especialmente importante un detalle tras la dolorosa experiencia anterior: poder escuchar el latido del corazón de su bebé. Ese es el detalle que les cambió la vida para siempre, incluso antes de verle la cara a Mateo: “Es un sonido que se queda en la memoria para siempre. El ‘pum pum pum’ que significa que hay una vida dentro de Marta. Que esa vida es tu hijo. Ese sonido te cambia la vida para siempre”.
El momento más complicado
Marta no duda un segundo en contestar que es la betaespera el momento más “complicado” de todo el tratamiento. “Desde que te implantan el embrión hasta la llamada de la doctora, esos días son difíciles”. Carlos lo vivió codo a codo junto a su pareja, dando todo su apoyo. Él también lo considera como un momento de “ansiedad”. Y su consejo para superarlo, es “apoyarnos los dos, darnos ánimos, y mantener la mente ocupada hasta que llega esa llamada”. Es el momento de mayor inquietud en un proceso en el que se producen tantas emociones.
Una experiencia maravillosa
Para la pareja, la experiencia de haber desarrollado su tratamiento y haber vivido la experiencia de lograr el embarazo con Tambre ha sido “maravillosa, por supuesto”, especta Marta. Y a la vez, Carlos explica que la clínica “es un lugar que guardamos con cariño”. Volver a visitarnos ha removido todos sus recuerdos y confiesa “todos buenos”.
Los dos nos dicen las palabras más bonitas que pueden dedicarle a un equipo humano cuyo mayor deseo es que los pacientes cumplan su sueño: “siempre recordaremos a Tambre por cambiarnos la vida a mejor. Por habernos traído a este tesorito que tenemos aquí. Es lo mejor de nuestras vidas”.
Marta y Carlos cogen a su bebé Mateo y le estrujan entre sus brazos mientras lo colman de besos.
Tienen muy claro que repetirían la experiencia de la maternidad y paternidad y confiesan que ojalá hubieran llegado a Tambre antes.
Consejos que pueden ayudar a otras personas
Después de pasar su propio proceso, tienen muy claro que la perseverancia y la constancia en lograr lo que se quiere es el consejo que le dan a otras mujeres y parejas que tienen como ellos el sueño de tener un hijo con ayuda de la reproducción asistida.
“Si de verdad quieren ser padres, si es su sueño y quieren hacerlo, tienen ilusión, que tiren adelante y que no se desanimen, que sigan adelante”, dice Carlos. Ambos reconocen que es un proceso bonito, pero a la vez no esconden que también es complicado, difícil, y en el que hay momentos de bajón. Pero creen que las personas que tienen su deseo claro «deben ser fuertes y luchar por lo que quieren». “Y mi consejo es que se pongan en manos de Tambre, porque para nosotros, si tuviéramos que volver a empezar, ojalá hubiéramos conocido Tambre desde el principio”.
“Merece la pena. Es un resultado que al final, aunque cueste, merece la pena”, dicen mientras sostienen a Mateo, su “mayor tesoro”, entre los brazos.