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El apoyo psicológico en los tratamientos de reproducción a los pacientes que acaban de ser informados acerca de su infertilidad es esencial dentro de lo que denominamos una asistencia integral.
Se ha demostrado en numerosos estudios que los pacientes estériles llegan con problemas emocionales, no sólo derivados de la propia infertilidad sino también generados previamente por la propia búsqueda de embarazo, la búsqueda de soluciones y por las consecuencias del tratamiento de elección. Si queremos dar una asistencia centrada en el paciente, cualquier miembro del equipo de reproducción asistida ha de adoptar una actitud de apoyo y comprensión ante los números eventos estresantes a los que las parejas se ven sometidos.
La misión de los psicólogos, factor clave
Por otra parte, la intervención psicológica profesional en las personas con dificultad para reproducirse debería de ser ofrecida de forma sistemática por todos los centros o servicios de reproducción asistida. La pérdida de la capacidad natural de reproducción es vivida frecuentemente con sentimientos de tristeza y frustración por la persona al interpretar que se les ha negado la posibilidad de formar una familia.
El primer objetivo de cualquier intervención psicológica es asegurar que los pacientes han comprendido las implicaciones que tiene el tratamiento que han de seguir. Una vez comprendido, los objetivos posteriores tienen como finalidad el que los pacientes reciban el suficiente apoyo emocional que les permita afrontar de forma saludable las consecuencias de su experiencia de su infertilidad, así como el alivio de la sintomatología existente.
Cada caso es un mundo
Existen también determinadas situaciones dentro de los tratamientos reproductivos a las que hay que prestar una atención concreta y en las que el papel del psicólogo resulta esencial. Una de ellas sería la donación de gametos. Está técnica se convierte para muchos pacientes en el último recurso dentro de los tratamientos. La necesidad de incorporar a una tercera persona (donante) en el deseo de ser padres supone, en muchos casos, un gran impacto psicológico de inicio.
La misión del psicólogo se orienta entonces hacia la información y el afrontamiento de la repercusión que esta opción tendrá sobre una futura parentalidad. De igual modo, se proporciona la ayuda necesaria para que la donación se pueda aceptar de forma positiva y sea normalizada psicológicamente por los pacientes, en beneficio, no solamente de ellos sino de la futura crianza y relaciones familiares.
A modo de conclusión, independientemente de la consecución o mejora de los resultados, lo más importante es el poder conseguir que los pacientes que han de pasar por esta situación puedan, gracias a la intervención psicológica, tener una vivencia mejor del proceso y puedan aprovechar mejor sus recursos personales y sociales para no verse tan afectados animícamente.