¿Cómo conseguir un embarazo? Tienen que coexistir una serie de factores perfectamente coordinados en el tiempo: la liberación de un óvulo desde el ovario a la trompa, la presencia de espermatozoides móviles en las inmediaciones del óvulo en el momento adecuado, la unión de la carga genética de un espermatozoide (y solo uno) con el óvulo, la existencia de una trompa con la capacidad funcional intacta para que sea capaz de propulsar el ovocito ya fecundado, y el embrión resultante hasta el útero, y la implantación de aquel en un endometrio perfectamente preparado para tal fin.
Este proceso para conseguir un embarazo, aparentemente sencillo, constituye el verdadero milagro de la vida. El momento clave en el que dos organismos adultos e independientes crean la base para el desarrollo de un nuevo ser, distinto e independiente de ambos. Y por milagroso, no deja de ser complicado, necesitando la coordinación de complejos mecanismos para que suceda. Cualquier alteración en alguno de estos elementos puede ocasionar dificultades y retraso en la concepción o, dependiendo de la gravedad del caso, esterilidad.
Además la fertilidad humana es especialmente baja comparada con otros mamíferos. De entrada la mujer solo puede ser fecundada y conseguir un embarazo durante escasos días de cada mes, y dado que es la única especie en la que la hembra no presenta un ‘celo’ coincidiendo con sus días fértiles, puede no ser fácil conseguir la sincronización necesaria para hacer coincidir las relaciones sexuales con el momento de la ovulación. Pero incluso en los meses en que dicha sincronización se consigue, una pareja sana y completamente fértil no tiene más de un veinticinco por ciento de posibilidades de conseguir en un mes un embarazo.
No es raro, por tanto, que incluso sin ningún problema que afecte a la fertilidad de la pareja puedan tardarse varios meses en conseguir el embarazo, o que, en cuanto existan pequeños problemas que hagan que su fertilidad no sea la óptima, esa espera se ‘eternice’.