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El sangrado de implantación es una ligera pérdida de sangre ocasionada por la anidación del óvulo fecundado en la pared del útero. Para hablar de ello, destacamos una nueva colaboración de Eva María Bernal, autora del blog «Creando una familia» en colaboración con la Dra. Rocío Núñez, embrióloga y subdirectora de la Clínica Tambre.
Eva María Bernal
¡Ay, el día que alguien colgó en un foro que había tenido un manchado de implantación! A partir de ahí se acabó la paz para muchas de nosotras. Ya pueden decirnos que no siempre ocurre, que puede pasar desapercibido, que no hay un día estricto en el que tiene que suceder (si sucede)
No, nada nos sirve.
El sangrado de implantación, ese ligero manchado que puede significar que el embrión ha hecho ¡clic! en tu endometrio. Ese momento mágico que según dicen los ginecólogos sigue siendo el más misterioso de todo el proceso de reproducción.
Es probable que a no ser que estés en tu primer tratamiento y todavía no conozcas mucho este mundillo, las idas y venidas al cuarto de baño para ver si hay algún tipo de mancha en tu ropa interior, hagan que por fin alcances esos 10.000 pasos que dicen los especialistas ahora que son el mínimo que debemos andar cada día. ¿Verdad? ¿Te reconoces? ¿Ya no sabes qué decir en tu trabajo para volver a irte al aseo? ¿Empiezas ya a hacerte daño de tanto buscar ese ligero tono rosado que pueden tener los restos de progesterona?
Llegar a la beta espera sin haberlo visto se plantea todo un reto ya que muchas de tus conocidas que lograron el embarazo lo tuvieron. Pero recuerda: No siempre ocurre, así es que quiero darte tres recomendaciones:
Ponte un límite: va a ser difícil que, si ya sabes que existe la posibilidad de tener esta pequeña indicación de un embarazo, no estés pendiente, así es que ponte un límite en el número de veces que vas a observarte. Por ejemplo, compruébalo solamente cuando de verdad tengas que ir al baño y no permitas que los nervios empiecen a jugarte una mala pasada.
Afloja las riendas: una vez que te han transferido un embrión, debes confiar en él. Es un ser vivo que sabe hacer perfectamente lo que tienen que hacer. Quiero decir que él sabe dividirse, implantarse, desarrollarse, crecer y nosotros no tenemos que hacer nada y en esta ventaja, a veces acabamos encontrando un problema ya que no poder intervenir, nos puede hacer sentir que perdemos el control y sí, una vez que nos quedamos embarazadas y mucho más cuando nace el niño ya nada vuelve a ser solamente como nosotras queremos.
No te hagas un “pipitest”: no, por favor. No lo hagas. Hay mujeres que prefieren hacérselo el mismo día de la beta para que no sean los profesionales médicos los que le den la noticia. Vale, lo compro. Yo me refiero a empezar a hacerse pruebas de orina en casa de manera compulsiva cuando sientes que ya tendría que haber ocurrido ese manchado y al no hacerlo, entramos en una especie de bucle de nervios.
Aguanta el tirón. Puedes conseguirlo, de verdad y repítete: no siempre ocurre y aun ocurriendo puede ser tan, tan ligero que no lo veas
Rocío Núñez
Tengo una amiga que acaba de quedarse embarazada tras un ciclo de Fecundación in vitro después de muchos e infructuosos intentos (tengo que decir, no puedo evitarlo, que en otras clínicas…).
Antes de que tuviera que acudir a hacerse la beta, ya se había hecho innumerables test de embarazo en orina, los cuales fueron todos positivos. Pero no terminaba de creérselo. Y entonces repetía otro, y otro más. Por fin, la respuesta definitiva fue el test en sangre: una beta de 650. ¡Estaba realmente embarazada!
Luego vino el calvario hasta esperar a la primera ecografía: ¿habrá embrión y latido cardíaco? ¿Estará todo bien? Y lo estaba: un embrión perfectamente implantado, con su latido estupendo fue la prueba, pero no la final.
El problema vino realmente cuando, después de una semana, me llama angustiada porque está manchando. Pero, ¿cómo es el manchado? ¿Más oscuro que una regla? ¿Más escaso? le pregunté.
Y como realmente era así, intenté restarle importancia, aunque debía de venir para hacerse una ecografía y comprobar que todo iba bien. Le expliqué que, cuando el embrión implanta, el endometrio tiende a ser más frágil y a desprenderse. No como una regla, donde el sangrado es más abundante y de color rojo más intenso. Pero el fenómeno de la implantación, que por otra parte, es algo maravilloso y aún no del todo conocido, a veces da estos sustos.
He de reconocer que no sirvieron de mucho mis consejos y mi intento de apoyo, a pesar de todos los argumentos científicos que le di. El temor a una pérdida fue más fuerte que nada, y la mente en esos momentos tiene mucho poder. Se pasó una semana, aún después de haber dejado de manchar, en reposo y angustiada.
Ahora está perfectamente, su embarazo sigue adelante, y estoy segura de que, cuando tenga a su hijo o hija en sus brazos, todo esto no sea más que un mal recuerdo en la lejanía.
Este artículo también ha sido publicado en el blog de «Creando una familia»