A veces llego a casa con la sensación de que no sé nada. El trabajo en el laboratorio, día a día, tiene lo bueno de la falta de rutina, del aprendizaje y el compromiso con los pacientes. Pero en ocasiones, predomina el desconcierto y la duda.
Y es que, aunque en principio decidamos que la transferencia de embriones de una paciente será en día +2, por ejemplo, podemos comprobar que ese día se han dividido poco y tenemos que esperar al día siguiente. Y ese día, los embriones que al inicio eran mejores, ya no lo son tanto después de 24 horas.
O puede suceder que tengamos la intención de llevar varios embriones a cultivo largo, hasta blastocisto, y vemos que en el día +3 todos los embriones son de calidad regular, y dudamos si esperar al día +5, con el riesgo de que todos ellos detengan el crecimiento y no se pueda hacer la transferencia. Pero en ocasiones, cuando pensamos que es poco probable que evolucionen hasta blastocisto, nos encontramos con varios de ellos, preciosos, en el día +5, o incluso esperando un día más, en el +6.
Todo esto, además, no solo varía entre pacientes, en función de sus distintos diagnósticos: el factor masculino también tiene mucho que ver en el desarrollo embrionario, y a veces es el responsable de la falta de división, o de la mala calidad de los embriones; en función de la edad de la mujer (a mayor edad, peor es la calidad de los ovocitos, y peor la calidad de los embriones); y también varía entre distintos ciclos de una misma paciente. Los embriones que en un determinado ciclo se habían dividido poco o tenían muchos fragmentos; en un ciclo posterior, pueden ser de excelente calidad. Y para complicar más el tema, se consiguen embarazos con embriones que no son muy buenos, y otros embriones de morfología excelente, no embarazan.
Y explicar esto a cada mujer es bastante difícil. Sobre todo, porque muchas veces no tenemos respuestas ni sabemos que va a ocurrir al día siguiente, o al otro. Y jugamos siempre con lo impredecible de su comportamiento.
Cada vez más, están surgiendo aparatos que nos informan de las divisiones y comportamiento de los embriones a cada momento, tomando fotografías seriadas de todo su ciclo hasta la transferencia. Y estoy segura de que ello nos aportará una información muy valiosa para que, de cara al futuro, sepamos con más certeza, cual es el mejor embrión para transferir, o cuales de toda una cohorte tienen pocas posibilidades de implantar. Pero, hoy por hoy, esta es una opción de futuro.
Por el momento seguiré informando a las parejas, que en un cultivo largo no sabemos nunca cuando puede ser la transferencia, o cuando nos encontraremos con el embrión en el estado óptimo para ello. Ni siquiera sabemos, cuando partimos de varios embriones, cuantos podrán criopreservarse, ya que dependerá de su calidad y grado de división.
De momento, solo podemos saber que nos queda mucho por aprender.
Rocío Núñez Calonge.
Embrióloga y subdirectora de la Clínica Tambre.