La laparoscopia (del griego scopos: ver y laparos: abdomen), a diferencia de la cirugía abierta o laparotomía, en la que se hace una abertura (tomía) para ver el interior del abdomen (laparos) desde el exterior lo que hacemos es introducir en la cavidad abdominal una pequeña cámara que nos permite ver su interior en un monitor.
¿En qué consiste la laparoscopia?
Para realizar la laparoscopia introducimos un largo tubo rígido o laparoscopio que lleva alojados en su interior la cámara, la luz y un orificio por donde insuflar un gas que distienda la cavidad abdominal. El laparoscopio se introduce por un tubo hueco más corto a través de una pequeña incisión de menos de dos centímetros justo por debajo del ombligo.
Tanto para movilizar los órganos pélvicos y abdominales en la laparoscopia como para realizar múltiples técnicas terapéuticas en la quirúrgica necesitamos de otras incisiones adicionales para introducir otro tipo de material en la cavidad abdominal. En la diagnóstica suele bastar una segunda incisión más pequeña en un costado, por donde introducir una pinza que nos permita apartar las asas intestinales y mover los ovarios y las trompas de modo que veamos todos los aspectos anatómicos que nos interesen. En la quirúrgica pueden ser necesarias hasta cuatro incisiones por donde introducir pinzas, tijeras, bisturí eléctrico, aspirador… Normalmente se introduce también un movilizador en el útero a través del cérvix para poder colocarlo desde fuera en la posición adecuada.
La duración de la intervención es muy variable dependiendo de si es meramente diagnóstica, que no suele sobrepasar la media hora, o si conlleva un procedimiento quirúrgico que puede llevar varias horas. A pesar de lo pequeño de las incisiones, la laparoscopia precisa de anestesia general porque al llenar el abdomen de aire a presión para levantar la pared abdominal, se comprime también el diafragma y en caso de estar despierta la paciente tendría una angustiosa sensación de no poder respirar. Por este motivo se requiere siempre de su realización en un quirófano bien equipado, pero dada la escasa agresividad de la técnica laparoscópica, este ingreso suele ser muy breve y suele precisar tan solo de unas pocas horas.