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Los efectos de los malos hábitos en la fertilidad

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Aunque hay muchas causas de infertilidad que son genéticas o biológicas contra las que solo se puede trabajar con tratamientos médicos, existen una serie de factores externos que pueden reducir la posibilidad de concebir un bebé y que pueden ser controlados por aquellos que buscan ser padres.

El tabaco

El tabaquismo es uno de los agentes externos que más afectan la fertilidad, tanto en hombres como en mujeres, pero las afecta mucho más a ellas. Se estima que las mujeres fumadoras tienen el 50 % menos de probabilidades de concebir y un 13 % de los casos de infertilidad se producen por causa de este vicio, un dato sin duda alarmante.

En el caso de la mujer, el tabaco afecta a su función ovárica; está relacionado con una mayor incidencia de abortos espontáneos y en cuanto a su sistema reproductivo y sus óvulos, puede contribuir a la aparición de menopausia precoz. Estos efectos se producen tanto si la mujer es fumadora activa, como pasiva, por lo que es importante vigilar el entorno en el que se encuentra de cara a favorecer un ambiente propicio para conseguir un embarazo sin contratiempos.

Para los hombres, el consumo de tabaco afecta la movilidad, la calidad y la cantidad de los espermatozoides, reduciendo así las probabilidades de fecundación.

El alcohol

Pese a ser una droga socialmente aceptada y especialmente presente en la vida cotidiana, el consumo de bebidas alcohólicas es nocivo para la salud. Los efectos negativos del alcohol también repercuten en la fertilidad.

Las mujeres que consumen de forma habitual bebidas alcohólicas pueden ver disminuida su función ovárica y tener ciclos menstruales irregulares. En el caso del hombre, un consumo elevado de alcohol no solo puede provocar un bajo recuento de espermatozoides, sino que puede causar impotencia, algo que dificulta seriamente la labor de concebir.

Pero si el alcohol es nocivo para la fertilidad lo es aún más durante el embarazo, por lo que se recomienda fuertemente que la mujer deje de consumir bebidas alcohólicas si desea tener un hijo y, si se presentan dificultades para abandonar el alcohol, pedir la ayuda de un profesional, pues las consecuencias de su consumo durante el embarazo pueden llegar a ser mortales para el bebé en camino.

La cafeína

La cafeína en pequeñas cantidades no afecta gravemente la fertilidad. Sin embargo, un consumo elevado (más de 300mg diarios) puede ocasionar una disminución de la movilidad de las trompas de falopio, causando que los óvulos no consigan viajar desde los ovarios hasta el útero para que se produzca la implantación, aumentando el riesgo de que se produzca un embarazo ectópico.

Sin embargo, se ha determinado que un consumo bajo de café no tiene repercusión directa en la fertilidad, por lo que no es necesario, aunque sí recomendable, suprimir del todo la cafeína si se está buscando un embarazo.

Los malos hábitos alimenticios

Una mala alimentación tiene efectos de diversa índole en el organismo. Muchas personas no dan importancia suficiente a lo que comen cuando en gran medida, es ahí donde reside la clave de la buena salud.

En el caso de la fertilidad, los malos hábitos alimenticios, el consumo excesivo de azúcares refinados y grasas, o la ausencia de nutrientes esenciales en la dieta diaria, puede llevar con facilidad al sobrepeso y a la obesidad o a la extrema delgadez. Ambos extremos inciden en las posibilidades de concebir.

Tener in IMC menor de 18,5 o mayor de 30 produce alteraciones en la ovulación, reduce la posibilidad de que los tratamientos de fertilización in vitro tengan éxito y aumenta la probabilidad de que se produzca un aborto espontáneo, además de aumentar la morbilidad neonatal.

Incorporar buenos hábitos a la rutina

Todos estos hábitos, en general, no suelen estar aislados. Cuantos más de estos elementos formen parte de la vida diaria, menores serán las opciones de lograr el tan ansiado objetivo del embarazo.

Para trabajar en pos de conseguir un embarazo libre de contratiempos, lo mejor es que ambos padres tomen conciencia de que se debe seguir un estilo de vida más sano, aunque eso implique realizar un esfuerzo para dejar atrás hábitos nocivos para la salud. A largo plazo será un cambio positivo en todos los ámbitos de la vida.

Por María José Madarnás, editora de Maternidad Fácil.