Los órganos reproductores masculinos no son solo el pene y los testículos, sino también el espidídimo, los conductos deferentes, la próstata, las vesículas seminales y la uretra. Su formación embrionaria y fetal a partir de las mismas estructuras bipotenciales de las que desarrollarán los órganos reproductores femeninos en la mujer viene determinada por un solo gen, localizado en el cromosoma Y. Este gen determinará la activación de otros genes presentes en cromosomas no sexuale, y por tanto presentes pero no activados también en la mujer, consiguiendo la diferenciación testicular la cual comienza ya en el semana sexta de embarazo. La producción hormonal de testosterona en el testículo será la que determine unos genitales masculinos, así como la influencia en el mecanismo neuroendocrino responsable de la conducta psicosexual masculina posterior.
Dónde y cómo se producen los espermatozoides
La producción de los espermatozoides tiene lugar en los túbulos seminíferos de los testículos. En su interior se encuentran las espermatogonias, que se irán transformando en espermatozoides maduros, y las céluas de Sertoli, cuya función es controlar la espermatogénesis y la producción hormonal. En el espacio que queda entre ellos se alojan las células intersticiales, encargadas también de participar en la producción hormonal.
Los espermatozoides producidos en los túbulos seminíferios necesitan dos meses para madurar y durante este tiempo migran desde la parte externa hacia la luz del túbulo seminífero, donde una vez formados completamente se acumulan en el epidídimo hasta el momento en que se emiten con el semen al exterior, pudiendo quedar almacenado durante mucho tiempo hasta la eyaculación, momento en el cual son liberados a través de los conductos deferentes. A su paso se unen secreciones de la próstata y las vesículas seminales para, finalmente, salir e semen eyaculado por el conducto de la uretra localizado en el pene. La mayor parte del volumen eyaculado está formado por estas secreciones, que son además las que le confieren sus características organolépticas particulares (aspecto, color, textura, olor, sabor…). Por ello, en los hombres con una vasectomía realizada el semen no contiene espermatozoides pero no se ven modificadas las características macroscópicas de su semen, ni en cantidad ni en aspecto.