[vc_row][vc_column][vc_column_text]
Ya están puestas las luces de Navidad en las calles, y se respira el ambiente de fiesta. Y la clínica, como no podía ser menos, también la hemos adornado como todos los años con nuestro árbol, las luces y las flores de Pascua. Ese espíritu se contagia, y aunque suene a algo trillado, en Navidad todos queremos ser más felices.
Y aunque cada día nuestro principal deseo es que todas las parejas se embaracen, en estas fechas parece que este anhelo es aún mayor, en un afán de conseguir la felicidad de los que acuden a nosotros. Por eso no nos importa trabajar aún en los días de fiesta más señalados: Navidad, Año Nuevo y Reyes. Los ovarios no descansan y nosotros tampoco.
Son muchos los pacientes que aprovechan estos días para comenzar el proceso de cumplir su sueño. Y hacen bien, porque ¿qué regalo de Navidad o Reyes podría ser mejor que este? Sabemos que a veces los pasos que hay que seguir son lentos, y la espera, casi siempre, es interminable. Pero merece la pena. Todos y cada uno de nosotros cuidamos de que sea así, y sufrimos con ellos, esperamos con ellos. Y también nos ilusionamos con ellos.
Queremos que cada Navidad sea la mejor que cada una de las personas que nos visitan hayan tenido en sus vidas. Y aunque nos esperen en casa para celebrar la Nochebuena, o tengamos que llegar tarde a la comida de Navidad no nos importa. Para nosotros habrá muchas otras Navidades, pero para los que sueñan con ansiedad serán las más importantes de sus vidas.
Por eso nos alegra tanto cuando tenemos que notificar una beta positiva en estas fiestas: nuestro trabajo ha merecido la pena.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]