Hace poco se ha podido ver en todos los medios de comunicación la noticia de que se ha legalizado en el Reino Unido la técnica de transferencia mitocondrial o, como se ha dicho de manera errónea, el ADN de tres padres. Sin embargo, como sucede en ocasiones con las apariciones en medios, no se ha contado todo lo que es o no se ha explicado adecuadamente.
En principio, hay que repasar en que consiste la técnica para poder conocer más en profundidad su utilidad:
Los óvulos maduros (lo que llamamos en estado de Metafase II), además del material genético que llevan (el ADN nuclear), tienen una cantidad mínima (aproximadamente un 2 %) de otro material genético que es el ADN mitocondrial. Este ADN está contenido en las mitocondrias, que son muy numerosas en los ovocitos maduros, y que son algo así como el “motor” de la célula.
Cuando la célula envejece, o en el caso de ciertas enfermedades mitocondriales, este ADN está defectuoso, y lo pueden heredar los hijos, los cuales pueden sufrir estas enfermedades, que en algunos casos son muy graves.
Por ello, esta técnica consiste en quitar el núcleo de un ovocito ‘sano’, de una donante, y ponerle el núcleo de la paciente que quiere quedar gestante, de manera que el hijo tendrá el material nuclear de ella, el de su pareja masculina, y el de las mitocondrias de la donante, que estarán en buen estado. De ahí que se haya hablado el hijo con “tres padres”, de forma errónea.
Pero esta técnica, que ha originado un debate ético y legal en el Reino Unido, presenta numerosos inconvenientes a nivel técnico, que no se han tomado en cuenta a la hora de publicar la noticia, y que son desconocidos por el público en general.
¿Qué es lo que no se ha contado sobre la técnica de reproducción asistida?
- En primer lugar, aún no se ha realizado nunca en humanos. Solo se ha probado en primates, y los resultados todavía no son concluyentes. De hecho, no existe ninguna publicación científica seria que demuestre los efectos en la descendencia.
- Para realizar la técnica, como he comentado anteriormente, hay que transferir el núcleo de una célula a otra. El núcleo de los ovocitos maduros no tiene membrana nuclear, y los cromosomas están “sueltos” en la célula. Esto hace que sea tremendamente delicado “coger” el núcleo sin que sufra daño, y no siempre se consigue con éxito.
- Cuando se traslada el núcleo de una célula a otra, es inevitable que se “coja” parte de citoplasma donde se hayan también mitocondrias, que no se sabe si están alteradas o no, de forma que puede haber parte con anomalías.
- En Estados Unidos, en los años 90, ya se probó una técnica parecida pero más sencilla: la transferencia de citoplasma. Aquí se cogía el citoplasma de una célula joven y se transfería al ovocito de una mujer mayor o con alteraciones. Con la transferencia de citoplasma, solo se consiguieron 30 nacimientos en el mundo. Al cabo de varios años, se demostró que algunos tenían enfermedades como autismo, que solo se detectaban tiempo después. Esta técnica se prohibió entonces por la FDA (Federal Diseases Agency).
- Por tanto, no sabemos si la realización de esta técnica, al manejar un material tan sensible como el ADN, puede producir alteraciones en la descendencia que solo se detectarán años después.
Creo que es necesario que todas estas consideraciones sean tomadas en cuenta, y seamos conscientes de las limitaciones de una técnica, que todavía está en experimentación.
No es ético general falsas esperanzas sobre técnicas de reproducción asistida que aún no pueden llevarse a cabo, y que necesitarán años para poder realizarse.
Rocío Núñez Calonge.
Embrióloga y subdirectora de la Clínica Tambre.
Miembro del Comité de Ética de la Fundación Tambre.
Coordinadora del Grupo de Ética y Buena Práctica Clínica de la Sociedad Española de Fertilidad.