La preservación de la fertilidad masculina se lleva a cabo mediante la criopreservación del semen. El procedimiento de criopreservación o congelación del semen es muy habitual en los tratamientos de reproducción asistida puesto que permite utilizar la muestra si el varón no puede acudir el día del tratamiento o si tiene dificultades para recoger la muestra en el momento preciso. Es además de especial utilidad en pacientes que van a someterse a tratamientos en los que su fertilidad quedará afectada como es el caso de las vasectomías o tratamientos de quimio y radioterapia.
En el caso de los pacientes oncológicos la preservación de la fertilidad masculina juega un papel crucial, ya que va a permitir que cuando gracias al avance de la ciencia el paciente se recupere del cáncer, pueda retomar o plantearse la opción de la paternidad. Los ciclos de quimio y radioterapia afectan a la función testicular, que no se restablecerá hasta dentro de unos años.
Desgraciadamente, la calidad del semen queda a menudo
afectada, y no se llega a recuperar en algunos casos. Por este motivo, se recomienda la criopreservación de esperma previa al tratamiento oncológico. Para esto es indispensable el diagnóstico precoz de la enfermedad y dar al paciente una información de calidad sobre sus opciones reproductivas futuras.
La criopreservación de semen se lleva a cabo mediante un procedimiento sencillo en el que el paciente acude a la Clínica en varias ocasiones -con abstinencia sexual de entre 3 y 5 días siempre que sea posible- para dejar muestras de semen obtenidas por masturbación. Las muestras serán congeladas junto con un medio específico en el interior de distintos soportes lo que permite su mantenimiento en tanques con nitrógeno líquido a -186 °C de forma indefinida. Así el paciente se asegura de que, aunque la calidad seminal en la descongelación disminuya, siempre tendrá la opción de emplear estas dosis si quiere ser padre en el futuro.