La única prueba posible hoy por hoy que mida la fertilidad de una pareja aunque pueda parecer ilógico es calculando el tiempo que tarda en conseguir un embarazo de forma natural. Por tanto, la única manera de saber si una pareja tiene un problema de esterilidad es intentar el embarazo durante un tiempo prudencial. La definición de esterilidad es puramente estadística.
Las posibilidades de que se produzca un embarazo cuando una pareja joven, sana y con una fertilidad plena tiene relaciones sexuales completas sin protección anticonceptiva en el momento de la ovulación son solo del 25 %. Según esta afirmación, al cabo de las catorce ovulaciones que se tienen, por término medio, durante un año, el 98,6 % de las parejas habrían conseguido el embarazo en el plazo de un año. Sin embargo no todos somos tan jóvenes, ni tan sanos, ni tenemos una fertilidad plena, aun cuando no tengamos ninguna prueba que pueda medirla, ni tenemos posibilidad de tener relaciones sexuales en todas las ovulaciones de la mujer durante un año. En la realidad, de cada cien parejas sin problemas aparentes de fertilidad, cincuenta consiguen el embarazo en los tres primeros meses y noventa lo hacen en el primer año de intentarlo.
Estas posibilidades van disminuyendo con el tiempo, ya que entre las que no lo han conseguido habrá algunas parejas que no lo hayan hecho solo por mala suerte y otras que tiene algún problema no diagnosticado aún que lo imposibilita. De las diez parejas que no lo han conseguido en el plazo de un año, cinco de ellas, la mitad, lo conseguirá sin ningún tratamiento a la largo del año siguiente. De esas cinco que tampoco lo consiguieron al cabo de dos años, solo una se embarazará durante el tercer año. Para las otras cuatro, que no han conseguido el embarazo después de tres años, las posibilidades irán disminuyendo progresivamente conforme pase el tiempo.
¿Cuándo debo consultar?
Hasta hace no muchos años se diagnosticaba con problema de esterilidad a la pareja que llevaba al menos tres años buscando el embarazo. Solo en estas parejas podemos afirmar que las posibilidades de embarazo de forma natural son realmente escasas. Sin embargo los rápidos avances que se han sucedido en los últimos años en las técnicas de reproducción asistida y las altas tasas de éxito que conseguimos con ellas han hecho que paulatinamente vayamos rebajando ese plazo de tiempo que seguimos considerando necesario para afirmar que existe un problema de fertilidad. De todos modos los límites son laxos porque el resultado de valorar las posibilidades de embarazo espontáneo sin tratamiento y las posibilidades de embarazo con ayuda médica.
En general consideramos razonable una espera de un año. En mujeres jóvenes, de menos de treinta años, con reglas regulares, especialmente si ya han tenido algún embarazo, aunque no llegase a término, es prudente dar un plazo mayor, aunque este no debería ser superior a los tres años. Por contra, en mujeres mayores de 35 años convendría adelantar la valoración a los seis meses ya que la fertilidad disminuye con la edad, especialmente a partir de dicha edad, y los resultados de los tratamientos también disminuyen año a año cuando se supera la existencia de algún problema, los ciclos menstruales son muy largos e irregulares o no se tiene la regla, conviene realizar una consulta ginecológica y una valoración exhaustiva de inmediato.
En el caso de la esterilidad secundaria, cuando ya se tiene un hijo previo, los patrones son similares pero matizados por los antecedentes previos al embarazo anterior, como la existencia de abortos previos o e tiempo que se tardó en conseguir dicho embarazo, el historial médico posterior que puede orientar sobre enfermedades posteriores causantes de esterilidad, o un cambio de pareja posterior a dicho embarazo.