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Silvia Moreno, psicóloga de nuestro equipo, nos aclara la importancia del apoyo psicológico durante los tratamientos en Clínica Tambre.
Muchas son las dudas que se presentan durante un proceso tan importante como es el de la Fecundación in Vitro y muchas los procesos emocionales por los que pasan nuestros pacientes. Por ello, hemos hablado con nuestra experta en psicología para resolver todas las cuestiones que se puedan plantear.
¿Cuál es el objetivo principal de la intervención de un psicólogo en el proceso de reproducción asistida?
Hay dos funciones fundamentales. La primera, es la selección de los donantes que acuden a la clínica mediante una entrevista protocolarizada para conocer su historia personal, clínica, sus antecedentes familiares y sus circunstancias vitales; si no se detecta ningún aspecto compatible con nuestros criterios de exclusión, entonces pasamos una prueba para detectar psicopatología, de forma objetiva, que pueda ser susceptible de que sean rechazados. Y la segunda, es el apoyo a parejas o mujeres que han encontrado complicación en su proceso de fecundación asistida, en la mayoría de los casos, porque han protagonizado varios intentos de quedarse embarazados y están comenzando a pasarlo mal, ya que no están teniendo éxito, o bien porque les surgen dudas en el proceso.
¿Es obligatoria la evaluación psicológica de todos los donantes?
Sí. El primer filtro lo pasan por enfermería y el segundo por psicología. En caso de que el donante, tanto hombre como mujer, sea apto, se continúa con los estudios pertinentes. ¿Y la de las parejas que quieren someterse al tratamiento de fertilidad? En este caso no realizamos ninguna evaluación, pero pueden acceder en el momento del proceso que lo necesiten, al servicio de atención psicológica.
¿En qué tipo de tratamientos es más frecuente la intervención del psicólogo?
Sobre todo, uno de los casos que suelen ocurrir con frecuencia, es el de las parejas que se quieren someter al programa de fertilidad con sus propios gametos, y descubren en mitad del proceso que una de las partes no tiene la calidad suficiente y que deben recurrir a la donación.
Aquí les ayudamos a aclarar las dudas que les puedan surgir al respecto: si decírselo o no al niño, cuándo, cómo, los efectos psicológicos y/o sociales que esto pueda tener para ellos en el futuro, las garantías de quiénes van a ser los donantes… Les acompañamos, si ellos lo desean, en la toma de decisión y durante todo el proceso, hasta que finaliza.
También, lo que suele ocurrir, es que personas que llevan ya varios intentos de fertilidad y no lo han conseguido, empiezan a estresarse con el tema y en ocasiones a presentar sintomatología clínica, como ansiedad o depresión. En este caso necesitan apoyo y es frecuente que vengan, en pareja, o individualmente, en busca de herramientas con las que afrontar la situación que les está generando el estado de angustia.
¿Existe un perfil psicológico propio en los pacientes que realizan tratamientos de reproducción?
Es más una situación vital que un perfil psicológico. Suelen ser personas de “treinta y tantos” a “cuarenta y muchos” que se les complica mucho la reproducción de forma natural, y que tienen un deseo muy latente de ser padres y formar una familia. A veces puede que, o hayan tardado mucho en decidirse, o que les haya costado más tiempo encontrar a la pareja adecuada. Lo que sí es cierto, es que el tipo de personas que recurren a una asesoría psicológica tras varios intentos fallidos suelen tener perfiles más obsesivos o ansiógenos que convierten este proceso en el centro de sus vidas.
¿Qué peso tiene el factor psicológico en la infertilidad? ¿Es el mismo peso que el físico o es mayor?
Las investigaciones no han demostrado nada claro al respecto, pero sí podemos afirmar que hay una conexión cuerpo-mente muy clara, y que no es lo mismo que el embrión se reciba en un cuerpo tranquilo, que en uno que está tenso. Al fin y al cabo, cuando una persona está muy preocupada o nerviosa, físicamente el estrés puede somatizarse y hay más probabilidades de éxito si la persona está en un estado de calma.
Se dan muchos casos en los que la pareja se ha sometido al tratamiento y no ha funcionado, y en cuanto se han relajado ha venido el embarazo.
¿Cuál es la principal recomendación que se les da a las parejas para afrontar su situación?
Si la situación es de fracaso tras varios intentos fallidos, se les suele recomendar que se den un respiro y aprendan técnicas de relajación para practicar a diario. También que busquen actividades que les hagan desconectar, o bien que hagan una terapia duradera en el tiempo para afrontar y superar la situación de una manera más supervisada. Lo importante es que no se convierta en una obsesión, ya que esto puede disminuir las probabilidades de éxito y aumentar las probabilidades de que los síntomas se agudicen, llegando incluso en ocasiones a tener que llegar a recomendarles medicación.
¿Cuáles son los aspectos más complejos en el acompañamiento psicológico de los pacientes?
La situación más compleja es cuando se descubre que hay algún aspecto fisiológico que imposibilita el embarazo. Hay que asesorarles para que vivan el duelo por la pérdida de la consecución de su sueño, y que comiencen a enfocar su vida de otra manera, modificando sus objetivos y proyecto de vida. En este caso, se les ofrece la posibilidad de que visiten la consulta tantas veces como quieran para ayudarles con una terapia de evacuación, es decir, para que puedan hablar de ello y no lo repriman, lo normalicen y reciban apoyo.
Por regla general, ¿es la mujer la que más ayuda necesita?
Sí, las mujeres suelen ser las que peor lo pasan, debido a los cambios físicos, hormonales y emocionales que sufren durante todo este proceso. Sufren el mayor peso del proceso. Además, si hay un embarazo que acaba en aborto suelen necesitar ayuda psicológica, ya que en algunos casos pueden culpabilizarse y sentirse “menos mujeres”.
¿Crees que si reciben el apoyo del área de psicología, abandonarían menos en ciertos casos los tratamientos FIV ante el fracaso?
No creo que esté claramente ligado, pero sí que pienso que si fuera obligatoria la evaluación psicológica a los futuros padres, podría valorarse su capacidad de resistencia para afrontar este proceso, que en algunos casos, se convierte casi en pesadilla. Lo que es seguro, es que cualquier pareja que lo necesite, por la razón que lo necesite, puede recibir siempre el apoyo psicológico.