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Hace 37 años que se realizó la primera Fecundación in vitro en el mundo. Desde entonces estas técnicas se han implantado y se realizan de forma rutinaria en muchos países, de modo que más de 4 millones de niños han nacido en el mundo a través de estas técnicas.
Las Técnicas de Fecundación in Vitro (FIV) se han convertido en técnicas habituales. Todo el mundo ha oído hablar de ellas y casi todos conocemos a alguien que se ha sometido a alguna de estas técnicas, por lo que tenemos asumido que son técnicas seguras.
Pero, ¿es esto así? Principalmente a las pacientes que se van a someter a técnicas de reproducción asistida lo que les preocupa es la seguridad del proceso. Quieren saber si la medicación favorece algún proceso oncológico o si su utilización incrementa el riesgo durante el embarazo. No se ha demostrado que el haber sido sometida a cualquier tipo de procedimiento relacionado con estas técnicas incremente el riesgo de padecer cáncer.
Por el contrario, con las nuevas tecnologías y la reciente incorporación de la vitrificación de ovocitos, son cada vez más las pacientes oncológicas que se pueden plantear hoy en día intentar preservar su fertilidad, bien porque el proceso que tienen contraindica el embarazo durante un tiempo limitado o bien porque la medicación a la que se van a someter puede afectar a la fertilidad futura.
Riesgos de la Fecundación in vitro
Con respecto al riesgo obstétrico, sí que se ha demostrado que las pacientes que se someten a un tratamiento de Fecundación in vitro (FIV) son pacientes con riesgo obstétrico aumentado. El riesgo de padecer preeclampsia es mayor en estas pacientes, sobre todo en las gestaciones gemelares pero incluso en las únicas se ha demostrado que el riesgo de padecer preeclampsia durante el embarazo aumenta levemente.
Unos de los riesgos asociados a la fecundación in vitro es el aumento de la incidencia de gestaciones múltiples. Este aumento en la incidencia de gestaciones múltiples depende del número de embriones transferidos durante el proceso de fecundación in vitro. La tasa de embarazos gemelares espontáneos está entre el 1-1,35 %. Sin embargo en fecundación in vitro la tasa de gemelares se encuentra entre un 15-25 %. Estos embarazos se asocian a complicaciones neonatales, fundamentalmente relacionados con la prematuridad (síndrome de distrés respiratorio, hemorragia intraventricular, neumonía), aumentando la tasa de mortalidad neonatal hasta en 6 veces comparado con las gestaciones únicas.
Además estos niños tienen más riesgo de padecer alteraciones a medio plazo como discapacidad cognitiva y motora y parálisis cerebral. Socialmente, no se tiene la percepción de que las gestaciones múltiples conlleven mucho riesgo sobreañadido, en parte gracias al sistema sanitario de calidad del que disponemos y los grandes avances en medicina perinatal y neonatal. Este tema es una preocupación entre los profesionales que nos dedicamos a la reproducción asistida. Las políticas asistenciales de algunos países ya están facilitando la trasferencia de un único embrión para evitar los riesgos asociados a la gestación gemelar.
La fecundación in vitro en la legislación española
En nuestra legislación está permitida la transferencia de hasta tres embriones por ciclo. El número de embriones transferidos es el que va a limitar el riesgo asociado a gestación múltiple. También es cierto, que las técnicas de laboratorio mejoran día a día y la vitrificación de embriones y la mayor capacidad de los laboratorios de transferir blastos han permitido seleccionar mejor la calidad del embrión para transferir y mejorar las tasas de gestación por ciclo transfiriendo un único embrión. Con respecto a la pérdida fetal temprana, no hay diferencias entre las tasas de pérdidas comparando las parejas que han gestado espontáneamente con aquellas parejas que han gestado con ayuda de la fecundación in vitro. El riesgo de defectos congénitos si que parece aumentar levemente en las parejas que se someten a fecundación in vitro pero parece que está más relacionado con el tiempo de subfertilidad de la pareja que con la técnica en sí.
Por otro lado hay tener en cuenta que solo una parte pequeña de los pacientes nacidos con estas técnicas han llegado a la edad adulta y no hay estudios que hayan validado la seguridad de estas técnicas en la vida adulta, especialmente en términos reproductivos o en riesgos asociados al padecimiento de enfermedades crónicas.
Dra. Ana Belén Garrido Quijano
Ginecóloga en Clínica Tambre