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Los blastocistos, esos preciosos embriones con los que sueñan las pacientes son los protagonistas de esta nueva colaboración entre Eva Mª Bernal, autora del blog ‘Creando una familia’ y la Dra. Rocío Núñez, embrióloga y subdirectora de la Clínica Tambre.
Eva María Bernal
Transferirnos un Blastocisto es el sueño de los pacientes de reproducción asistida: He logrado un blasto, me han transferido dos… ¡Han vitrificado tres blastos! son conversaciones habituales entre nosotras.
Claro que cuando estás empezando no tienes ni idea de cuál es la diferencia entre transferir embriones de tres días o transferirlos cuando ya tienen cinco o seis y ya se les clasifica como blastocistos. Pero la hay. ¡y mucha! Eso sí, te cuento que no todas las clínicas son partidarias de hacer cultivo prolongado de embriones. Porque justo en su posible beneficio, está su riesgo ya que nada puede igualar las condiciones de nuestro útero, pero en ocasiones es un riesgo que prefiere tomarse, siempre teniendo en cuenta las circunstancias de cada paciente.
Habitualmente es tu ginecólogo y el laboratorio de la clínica los que deciden si se llevan adelante, pero muchas veces somos las pacientes las que llegamos pidiéndolos y a veces nos encontramos sorprendidas que una vez hecha la punción esto no siempre es posible.
Lograr tener blastos nos daría una tranquilidad muy grande ya que entendemos que si es un embrión que ha logrado llegar hasta el día cinco o seis, es porque es mejor y más fuerte que el resto de embriones, pero siempre hay que entender que son las personas especializadas las que de verdad pueden indicarnos qué es lo mejor para hacer en nuestro caso.
La transferencia de mi hijo mayor fue hecha de manera urgente a pesar de que mi sueño era transferirme un solo embrión para evitar un posible embarazo múltiple: 48 horas después de la punción me llamaron y me dijeron: ven corriendo que se nos paran todos. Hoy en día ya prácticamente no se transfieren embriones de 2 días.
En cambio, para lograr el embarazo de mis mellizos, fui yo la que llegó a la clínica pidiendo que, por favor, me transfirieran embriones de tres días ya que llevaba muchas transferencias de blastocisto sin éxito, pero muy sabiamente, la ginecóloga me dijo que les dejara a ellos elegir que era lo mejor para mí.
Hoy en día es un hecho que el cultivo prolongado es la tendencia habitual, pero no te desanimes si los tuyos han de ser transferidos antes de lo previsto ante el riesgo de perderlos todos. Un blastocisto no siempre significa un positivo, igual que un embrión de tres días, no tiene porqué significar un negativo. Queda tanto por descubrir…
Rocío Núñez
Los días en los que tengo que ver por la mañana si los embriones de una paciente han llegado a blastocisto lo paso fatal. Desde el momento en que entro en el laboratorio y empiezo a preparar todo, no dejo de pensar en si habrá llegado alguno, o se habrán parado todos y no podremos hacer la transferencia.
Afortunadamente, con el avance que ha habido en los últimos años en los medios de cultivo, cada vez con menos frecuencia tenemos casos en los que no hay embriones para transferir. Y eso es horrible. Tanto para la paciente como para nosotros. Ellas, que nos han confiado sus embriones y los han dejado en nuestras manos, y ahora, ¿cómo le decimos que no ha llegado ninguno?
Cuando decidimos, después de estudiar exhaustivamente la historia clínica, que se puede hacer un ciclo con cultivo largo, es porque tenemos posibilidades más que razonables, no solo de tener blastocistos, sino de que con ello aumentará la posibilidad de embarazo.
Por eso, no todos los ciclos son susceptibles de ello.
Las ventajas de transferir un blastocisto son muy claras: en este estado es como de forma natural implantan los embriones en el útero, y por otra parte, la selección natural que se realiza facilita que lleguen a blastocisto los embriones más aptos. Sin embargo, tiene algunas desventajas, y es que no todos los embriones que inicialmente tenían buena calidad se dividen hasta el día +5 o +6, y solo alcanza el estadio de blastocisto aproximadamente un 50 % de ellos. Por eso, necesitamos partir de un buen número de embriones de buena calidad para poder emplear esta técnica.
Y a veces, es muy difícil explicárselo a una paciente.
Por otra parte, cuando transferimos blastos, solo se suele transferir un embrión, ya que la posibilidad de embarazo múltiple es muy alta. Y hay muchas pacientes que, después de un calvario de ciclos, prefieren arriesgarse y transferirse dos para aumentar las posibilidades. Sin embargo, siempre insistimos: lo más importante es la salud tanto de la madre como del futuro niño: no queremos, ni debemos, intentar conseguir el embarazo a toda costa. Queremos un niño y una madre sanos.
Abro el incubador, saco la placa y la coloco bajo el microscopio. No hay satisfacción mayor que ver como el embrión ha expandido y ocupa todo el espacio en la luz del microscopio: un blastocisto maravilloso que contemplo (rápidamente) con la mayor felicidad.
Y ahora debo de llamar inmediatamente a la paciente para que acuda lo más pronto que pueda a hacerse la transferencia. Los embriones no esperan. Y el momento idóneo para realizarla no depende de nosotros, ni de ella: Solo los embriones mandan y marcan su “timing”.
Este artículo también está publicado en el Blog «Creando una familia».