Durante la época navideña, la celebración y el compartir en familia se vuelven protagonistas. Para muchas familias es un momento de gran felicidad y unión, sin embargo, para las familias que enfrentan problemas de fertilidad, esta temporada puede resultar un periodo emocionalmente complejo y doloroso.
Por ello, en un ambiente festivo que exalta la figura de la familia y la presencia de los niños, es fundamental ser conscientes del impacto que pueden tener ciertas actitudes y comentarios en quienes enfrentan dificultades. Y debemos preguntarnos si podríamos adoptar medidas y actitudes que fomenten un entorno más respetuoso y empático, evitando contribuir de manera involuntaria a su sufrimiento.
Podemos ayudar si….
- Evitamos preguntas intrusivas. Es fundamental evitar la presión social, especialmente durante las reuniones familiares, donde suelen surgir preguntas sobre los planes de vida de cada persona, como: “¿Y tú, para cuándo los hijos?” o “¿Por qué no tienes hijos aún?”. Estas preguntas denotan una falta de sensibilidad y comprensión hacia las diferentes realidades que cada individuo enfrenta. Además, refuerzan la idea de que la maternidad es una obligación o requisito para la mujer. Seamos conscientes, de que los tiempos están cambiando, no todas las mujeres desean tener hijos y sabemos que muchas de las que lo desean pueden tener dificultades (1 de cada 6 según datos de la Sociedad Española de Fertilidad).
- Somos cuidadosos con los comentarios. Otro aspecto muy importante a tener en cuenta es el lenguaje que se utiliza. La Navidad, al estar tan centrada en la figura de la familia tradicional, puede generar sentimientos de aislamiento a aquellas personas que no tienen hijos. Por esta razón, es esencial evitar comentarios como “lo mejor de la Navidad es ver a los niños abrir regalos” o “desde que tengo hijos he recuperado el sentido de la Navidad”. Estos comentarios que, a menudo, se hacen sin pensar en el impacto que pueden tener en la persona que los recibe, pueden hacer mucho daño a las personas que estén pasando por una situación complicada. En conclusión, un lenguaje más inclusivo y respetuoso es clave para crear un ambiente festivo y verdaderamente acogedor para todos los presentes.
- Somos sensibles. Otra recomendación clave es mostrar sensibilidad hacia los detalles, ya que las fiestas navideñas suelen girar en torno a los niños, con actividades diseñadas especialmente para ellos, decoraciones infantiles y un enfoque particular en su protagonismo durante las comidas y cenas. Sin embargo, en lugar de percibir esto como una exclusividad para las familias con hijos, podemos buscar formas de hacer que todos los miembros se involucren, independientemente de su situación. Una buena idea es organizar eventos que no se centren exclusivamente en los niños, como actividades creativas o temáticas generales, o bien planificar momentos que integren a todos los asistentes, como cenas o intercambios de regalos pensados para adultos y niños por igual. De este modo, se fomenta un ambiente de unión y respeto donde nadie se siente apartado.
- Mostramos empatía y apoyo. La empatía es un componente esencial en este tipo de situaciones. Hay que recordar que las familias con problemas de fertilidad o que no han querido formar una familia, no están menos completas. Muchas veces, el dolor viene de sentir que no se tiene un lugar en una sociedad que a menudo celebra las familias y a la maternidad como el mayor logro. La Navidad, como cualquier otra festividad, debería ser una oportunidad para reconectar con los demás desde un lugar de amor y respeto, sin imponer expectativas o generar sentimientos de exclusión.
En conclusión, la Navidad debe ser una época de inclusión y empatía, donde todas las personas, independientemente de su situación familiar, se sientan valoradas y respetadas. Si bien las festividades suelen centrarse en la figura de la familia tradicional, es esencial ser conscientes de cómo nuestras palabras y actitudes pueden impactar a quienes enfrentan desafíos emocionales, como los problemas de fertilidad. Hagamos el ejercicio consciente de abrir nuestra mente para acoger nuevas realidades muy presentes ya entre nosotros con los nuevos modelos de familia, así como con aquellas personas que están luchando por conseguir su familia soñada.
Al final, la verdadera esencia de estas fiestas radica en la unión, el respeto y el amor mutuo.