El parto tras la reproducción asistida y confirmada la normalidad de este, la evolución del embarazo y del parto son exactamente iguales que si la concepción hubiese tenido lugar de forma natural. El hecho de que estos embarazos se den generalmente en mujeres de más edad y sea mayor la tasa de embarazos gemelares hacen que aumente la posibilidad de cesárea, pero no porque la concepción haya tenido lugar con técnicas de reproducción asistida.
Al haberme costado tanto quedarme embarazada ¿me va a costar más parir? Es cierto que en los comienzos de la reproducción asistida, la finalización de estos embarazos mediante cesárea era muy superior al resto de embarazos, pero esto se debía a una serie de conceptos equivocados que ya están, o deberían estar, plenamente superados.
Hace años era común ver cesáreas indicadas por ‘feto valioso’, especialmente aplicadas a los casos de embarazos conseguidos por Fecundación in vitro. Aparte de lo absurdo que es suponer mayor valor a una vida por el modo de su concepción, el argumento que sostenía esta indicación era que en estas mujeres esta podía ser la última posibilidad de ser madres y había que evitar cualquier posible riesgo en el parto, mientras que en embarazos espontáneos la madre podría tener otro embarazo sin más problemas. El argumento suponía que el parto por cesárea suponía más riesgos para la madre pero era más seguro para el bebé. Actualmente sabemos que esto no es así y que una cesárea sin una correcta indicación médica supone también riesgos innecesarios para el hijo, lo que debe llevarnos, tanto a reducir el número de cesáreas innecesarias que actualmente se realizan, como a actuar con estos embarazos como con cualquier otro, realizando una cesárea solo si hay una clara indicación médica.
En este objetivo de reducir el intervencionismo exagerado actual y disminuir la elevada tasa de cesáreas juega un papel importante la actitud de las propias madres que están reclamando una actitud protagonista en el parto y un mayor respeto al proceso biológico del nacimiento. En aquellas mujeres en las que fracasó ‘la naturaleza’ para conseguir el embarazo y tuvieron que recurrir a los avances médicos, es menos frecuente esta actitud hacia el parto y suelen ver con buenos ojos, cuando no exigen, la programación de una inducción o de una cesárea electiva.