Las trompas obstruidas, es un problema muy frecuente, que podemos encontrar en aproximadamente un tercio de las mujeres que consultan por esterilidad.
Trompas obstruidas: principales causas
La principal causa de estas alteraciones de las trompas son las infecciones del interior de la trompa, también llamadas salpingitis o enfermedad pélvica inflamatoria (E.P.I.).
Se trata normalmente de procesos subagudos y crónicos con escasa sintomatología que puede pasar desapercibida mientras que va dañando los tejidos durante años. En otro tiempo la infección que con más frecuencia dañaba la estructura de las trompas era la tuberculosis. Actualmente la tuberculosis crónica es poco frecuente y los gérmenes implicados son otros. En ocasiones bacterias contraídas por transmisión sexual como Neisseria gonerreae, Chlamydia, Mycoplasma o Ureaplasma, pero en otros casos gérmenes que normalmente se encuentran en situaciones normales en el propio organismo.
El segundo lugar en frecuencia lo ocupa la endometriosis. Aunque no suele afectar la luz de la trompa, las adherencias ocasionadas por las lesiones endometriósicas pueden alcanzar la superficie externa de las trompas y alterar su anatomía o constreñirla cerrando su luz.
Como tercera causa tenemos la existencia de una cirugía previa que haya afectado tales estructuras. Por supuesto, la más común es la esterilización voluntaria o ligadura de trompas cuyo objetivo es precisamente la oclusión de la luz tubárica para impedir el paso de los espermatozoides. Pero este resultado puede ocurrir también como complicación de otro tipo de cirugías, ya sea ginecológica como la exéresis de miomas, adherencias o quistes de ovarios, o, más raramente, de otros órganos cercanos.
Aunque poco frecuentes, existen casos en los que el problema es congénito o de nacimiento, pudiendo consistir en un desarrollo anómalo de las trompas, o incluso en su ausencia total.