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Esta joven pareja nos cuenta su duro camino hasta convertirse en padres
La vida no siempre es como habíamos planeado. Construimos nuestro propósito con quienes más queremos, buscando siempre una futura sensación de plenitud que en nuestra mente parece fácil de alcanzar pero, solo unos pocos encuentran el camino sencillo hacia sus objetivos. Otros, simplemente, tienen que esperar un poquito más y enfrentarse a duras trabas que caprichosamente se presentan ante nosotros, pero, como dice nuestra entrevistada: “a veces los procesos son más largos de lo que quisiéramos, pero al final, todo llega”.
¡Y llegó!
Andrea y Fran son los protagonistas de esta bonita pero dura historia con final feliz. A pesar de su corta edad (23 años), ya han tenido que enfrentarse a una situación de esas que nunca esperas que te toque a ti. Mucha fuerza, mucho apoyo mutuo, mucho amor y mucha positividad, es lo que ha hecho que esta joven pareja haya superado uno de esos duros golpes que te planta la vida.
A los 18 años, a Andrea le diagnosticaron leucemia. Sus proyectos de terminar su carrera a una edad temprana y convertirse en madre joven y disfrutar de crear una familia junto a Fran, se vieron frenados por esta inesperada enfermedad. Tuvo que someterse más rápidamente de lo deseado al tratamiento de quimioterapia, y posteriormente a un trasplante de médula. Su desconocimiento ante esta nueva y difícil situación le impidió someterse al tratamiento de preservación de la fertilidad y congelar sus óvulos para poder posteriormente cumplir el sueño de ser madre junto a Fran. Como ella nos explica, “la prioridad del médico en ese momento era curarme y yo no sabía que la quimioterapia me dejaría estéril”.
Una vez pasado el duro trago, con todo el proceso de recuperación que ello conlleva, su principal objetivo fue no dejar atrás aquello que deseaban: formar una familia.
Cuando uno pasa por una situación de este tipo, aprende a valorar y ver la vida de otra manera. La calidez humana, la comprensión, el respeto por su situación y el cariño que recibieron en su primer contacto en Clínica Tambre, fue lo que definitivamente les hizo decantarse por nuestro centro para comenzar con su tratamiento y descartar otros en los que el trato humano no estaba tan presente. Todo ello, unido a las claras explicaciones recibidas y a las facilidades que les proporcionaba el equipo de médicos y enfermeros, fue lo que les hizo decir ese “aquí tiene que ser”.
En su caso, la opción era la Ovodonación, algo que les supuso un mar de dudas que nuestros expertos no vacilaron en resolver. Aunque al principio les parecía “chocante” tener un bebé mediante este método por el hecho de que no portara sus genes, Andrea decidió aprovechar la oportunidad de poder gestar el embrión por sí misma, fruto de los óvulos de una donante. Cuando recibieron la noticia de que su beta era más que positiva, la felicidad que experimentaron les hizo olvidar el duro proceso por el que habían pasado y las dudas que les habían invadido, para centrarse en el gran regalo que les estaba haciendo la vida.
Lo que está claro, es que por difíciles que sean las situaciones que a veces se presentan, normalmente hay una solución para todo. Ellos solo tuvieron que aceptar que para ellos lo bueno tardía un poquito más en llegar, pero a la vista está, que a pesar de todo, han podido cumplir su pretensión de convertirse en padres jóvenes. Como dice Fran, lo importante es apoyarse el uno al otro ante las adversidades que se viven y estar junto a tu pareja y “cuando nos quisimos dar cuenta, ya teníamos a nuestro bebé con nosotros”.