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Sabemos que más de una persona se va a sentir identificada con la siguiente historia, pues sus protagonistas, Begoña y Bruno, han querido compartir la realidad que es hoy en día retrasar la paternidad.
Begoña abre el testimonio explicando que cuando empezaron a intentar a tener hijos, “ya eran mayores” y tras dos años sin éxito tratando de conseguirlo a través del método natural, quisieron darle una oportunidad a la reproducción asistida.
De acuerdo con Bruno, la ciencia se encarga de ponerle solución a un gran problema social de los últimos años: cada vez las personas se plantean tener hijos a una edad más avanzada. Esta coyuntura afecta a mujeres y a hombres, pero más a las primeras, y tiende a surgir por motivos laborales. “A veces cuando la mujer ya está estabilizada, ya tiene la vida solucionada, la biología falla”, nos dice nuestro paciente.
El inicio de su camino en Tambre
Elegir una clínica para realizar su tratamiento no fue una labor fácil. Para Begoña lo fundamental era sentirse cómodos y que ella, como mujer que iba a llevar el peso fisiológico, pudiese sentirse segura.
Llegaron a Tambre, dejándose llevar por la recomendación de una amiga cercana. La pareja resume su primera impresión en la confianza absoluta que les dio tanto el lugar, como el equipo y el trato.
Sin embargo, Bruno recuerda la desconfianza con la que al principio entró en el centro. Tenía la incertidumbre de no saber si el proceso iba a funcionar. Hoy reconoce que fue un prejuicio, un sentimiento natural en estos casos, que se disipa cuando ve la cara de su hijo.
La relación tan bonita que construyeron con la Dra. Esther Marbán y todo el equipo de Tambre propició que al nacer su bebé, fuesen a presentárselo. “Las doctoras son en parte responsables de cada uno de estos pequeños sueños”, explica Bruño señalando a su hijo.
Recuerdan con muchísima alegría el día que comunicaron que Begoña estaba embarazada. Ellos, incrédulos, preguntaron si lo podían hacer oficial y ante una respuesta afirmativa, fueron a celebrarlo con un chuletón, cuentan entre risas.
¿Qué mensaje tienen para otros pacientes?
La pareja explica que la experiencia ha sido positiva y que se llevan la calidez y comodidad de haber estado en Tambre. No obstante, quieren dejar constancia de que el proceso es duro y de que a veces a la meta no se llega a la primera. Hay momentos emocionales difíciles y sustos que hacen que parezca que todo se tambalea. En su caso, cuenta Begoña que tuvo un pequeño sangrado, que afortunadamente no fue nada grave y se solventó en la clínica rápidamente. Ella anima a quien pueda estar en su situación a no desesperar y a sacar todas las fuerzas posibles para reponerse de los bajones.
“Al final cuando lo tienes (a tu bebé) se desvanece todo lo que has sufrido, todo lo que ha pasado. Se te olvida y dices: ¡Pues lo vamos a hacer otra vez! “