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“Mi proyecto para este año es congelar mis óvulos con Tambre”. Con esta frase es como una de nuestras embajadoras TEMPO, Dalila, abre el vídeo que nos ha hecho llegar para explicar cómo está siendo su experiencia con nosotros. Si hay algo que caracteriza a TEMPO es que entiende que cada mujer cuenta con un motivo diferente para posponer su maternidad. Por lo tanto, cada tratamiento y los tiempos del mismo se personalizan según la situación de cada una de nuestras pacientes.
¿Quién es Dalila y cómo llegó a nosotros?
Dalila tiene 34 años y un potente trabajo de community manager. La primera vez que nos concedió un testimonio nos comentó que se comenzó a plantear la vitrificación de ovocitos porque aún teniendo evidencias de que quería ser madre, sabía que su momento no había llegado todavía. Sin embargo, era consciente del paso del tiempo y de que tenía que buscar una solución. “Teniendo ya 33 años me dije que era el momento de hacerlo. Ahora o nunca,” explica. Así fue como empezó a informarse por internet y a través de sus amigos sobre la preservación de la fertilidad.
Si bien Dalila vive en Suiza, el proyecto TEMPO se ajustaba tanto a sus necesidades que decidió concertar una visita y confiar en la experiencia que tiene Tambre tratando a pacientes internacionales.
“Salí de ahí muy contenta y con la firme idea de lo que iba a hacer y con quien lo iba a hacer,” confiesa Dalila. Guarda el recuerdo de que la primera consulta con su doctora, Esther Marbán, fue como la seda. La comunicación entre ambas fue muy fluida desde el inicio y nuestra especialista en fertilidad calmó sus temores y resolvió sus inquietudes. “Con la info necesaria se toman las buenas decisiones, ” dice.
El equipo Tambre iba a recibir a Dalila en abril, todo estaba preparado para comenzar su primer ciclo de preservación de la fertilidad. No obstante, ocurrió algo que nadie esperábamos.
Llegó el COVID-19 y con ello, un cambio de planes
Lo primero que Dalila sintió cuando tuvo que posponer su tratamiento fue frustración, pues invirtió mucho tiempo en tomar la decisión de vitrificar sus ovocitos y dar el paso final. Poco ayudó también la incertidumbre de no saber cuándo iba a terminar la etapa de confinamiento, y todo esto además, viéndose afectada por la situación suiza y por la española.
Nuestra paciente se siente muy agradecida por cómo los profesionales de la clínica le han dado su apoyo, solventado sus preguntas y reorganizado las fases de su tratamiento.
De igual manera, ha seguido nuestra actividad en redes sociales y otros canales, ha estado en comunicación con el equipo, enterándose así de que retomamos nuestra actividad el pasado 11 de mayo y que probablemente en julio ya estemos preparados para recibir a pacientes internacionales como ella.
Dalila ahora enfrenta la situación con determinación y con muchas ganas de empezar. “Hay que empujarlo un par de meses, hay que hacerlo, estamos a nada de poder realizar este proyecto,” dice con positivismo.
Un consejo final…
Para finalizar, Dalila tiene algo que decirles a todas las mujeres que, al igual que ella, se estén planteando postergar su momento de tener un bebé: tener dudas y miedos es normal. Acorde a su experiencia, si la idea no abandona tu cabeza, es vital pedir una cita en la clínica que elijas para hablar con un profesional y ver qué sensaciones te llevas. “Para mi es algo fundamental y creo que es uno de los puntos fuertes de Tambre: el contacto humano,” sostiene.
Si este testimonio te ha animado a querer tener un plan b respecto a tu maternidad, no dudes en contactar con nosotros a través del siguiente formulario. Estamos aquí para ayudarte. Como siempre decimos, cada mujer debería ser madre a su debido TEMPO.
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