He aquí un texto para quienes estén actualmente sumergidos en su viaje de fertilidad y para su entorno. La navidad ya ha llegado y con ello las cenas familiares, los eventos de empresa y los planes con amigos. Estas fechas tan señaladas suelen llevar a la celebración. A la alegría. A la fiesta. Sin embargo, cuando alguien está pasando por un momento complicado, el final de diciembre se hace un poco más amargo y esas ganas de pasárselo bien se esfuman.
No todo el mundo digiere igual un diagnóstico de infertilidad, no obstante, este escrito es para que quienes se sientan reflejados, sepan que no están solos.
Las emociones hay que normalizarlas, no ignorarlas. Si este año sientes tristeza, es comprensible y tus necesidades son prioritarias. Si estás mal y no te apetece ir a un evento, no vayas. Muchas veces, por agradar a los demás, lo pasamos mal nosotros.
De todas formas, hay que ser consciente de cómo está uno mismo. Si la dificultad de concebir limita las actividades corrientes del día a día, es recomendable pedir apoyo y acompañamiento psicológico.
Cada persona lidia con esto de forma diferente, en tiempos diferentes. Cuando hablamos de una pareja, hay que tener en cuenta que para ellos debe haber sido duro abrirse, empatizar y respetar sus respectivas posiciones.
En psicología se usa mucho el término compasión, que lejos de tener que ver con la pena, consiste en ejercer una actitud más profunda que la empatía. Significa conectar con las emociones de otros o propias. En vez de martirizarse, querer salir del problema.
«Y si conozco a alguien que esté en tratamiento y aún no ha conseguido el embarazo, ¿qué hago?…»
Para esto no existe una respuesta correcta porque depende de cada situación. Aun así, lo que sí suele ser común es que la mujer o pareja en cuestión teman que les pregunten constantemente sobre el tema, cuando ellos solo intentan desconectar. Además, no todo el mundo quiere hablar de su situación fuera de la relación. Algunos pacientes tienden a sentir que el entorno minimiza su sufrimiento, por más que no sea esa la intención. Desarrollar la empatía siempre da buen resultado. Si preguntas que qué tal y la respuesta es: “me siento muy triste”, no contestes que no pasa nada o que ya se vendrá el embarazo sino “Lo siento. Si puedo hacer algo por ti, dímelo”.
No podemos quitarle importancia a su sueño. Ni debemos meternos de más, ni debemos opinar dando soluciones del tipo “¿Por qué no adoptáis?”. Estar ahí como figura de apoyo sin insistir ni presionar es la mejor actitud que podemos tomar.
*Texto basado en las recomendaciones y experiencias reales en consulta de la responsable de la Unidad de Psicología de Clínica Tambre, la Dra. Silvia Moreno Golmar.
¿Y tú? ¿Tienes algún consejo que quieras compartir para estas navidades?