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Silvia y Nacho nos conquistaron cuando vinieron a la clínica a presentarnos a su hija, Rebeca, Su honestidad, su humor y la manera que tienen de contar su historia, esperamos anime a dar el paso definitivo a aquellas personas que quieran tener un bebé.
¿Cómo comenzó su historia?
Antes de conocernos, la pareja fue a la Seguridad Social, donde a Silvia le comunicaron que era posible o bien que tuviese un teratoma ovárico (un tipo de tumor que suele ser benigno) o que padeciese endometriosis. Finalmente, el diagnóstico confirmaba esto último y por los dolores que sufría, tuvieron que operarla, lo cual afectó a su fertilidad.
Los expertos que llevaban su caso en ese momento les recomendaron que se acudiesen a una clínica privada y que además, lo hiciesen pronto, pues estaban en “edades un poco complicadas”, tal y como nos explican ellos.
Descubrieron asimismo durante ese tiempo que Nacho también tenía dificultades de fertilidad. “Eso une,” nos dice Silvia. El hecho de verse en la misma situación hizo que la pareja comenzase a buscar centros donde comenzar su tratamiento. Y nos encontraron.
¿Por qué Tambre?
Son muchas las razones por las que decidieron emprender su camino con nosotros. Sin embargo, cuentan que visitando otra clínica, se dieron cuenta de que en la sala de espera no había mucha intimidad. “Vas en un momento muy duro, en el que sabes lo que te van a contar, sabes lo que te van a decir y necesitas no estar con nadie más, ni ver a otras parejas,” confiesa Silvia.
Para su sorpresa, llegaron a Tambre y se encontraron con nuestras salas de espera individuales. “¡Mira, me han oído!,” le dijo a Nacho. Esto supuso un punto a favor de nuestro centro y optaron por elegirnos.
La pareja tuvo la oportunidad de conocer durante su tratamiento a nuestro equipo de doctoras casi al completo y dicen estar muy felices con el trato recibido. Ella nos cuenta además que las chicas de recepción son, textualmente, un amor, y que con su coordinadora de Atención al Paciente les daban ganas de quedarse a tomar algo por lo bien que congeniaron. Están muy agradecidos también con la labor de todo el personal de enfermería y en especial, con Puri, que siempre deja huella en quienes tienen la suerte de tratar con ella.
“Tenía mucho frío y sin yo pedirle nada, había puesto una mantita en la calefacción y cuando ya me subían a la habitación me la puso encima y eso es como…es que eres como mi madre,” relata Silvia sobre nuestra enfermera.
Los momentos felices y los momentos duros de su proceso
Para Silvia y Nacho, lo mas difícil de un tratamiento de fertilidad es tener que escuchar y en consecuencia, asimilar lo que los especialistas recomiendan, cuando no es lo que esperabas oír en un principio. “La opción que me traiga al bebé va a ser la mejor,” dice ella, y esa opción en su caso era la ovodonación.
Por otro lado, la anécdota que la pareja comparte con nosotros ocurrió en las habitaciones de descanso, “son tan bonitas que me quedaría allí a vivir,” bromea Silvia sobre nuestras estancias. A la pareja le gustó la colcha que había puesta sobre la cama y antes de subir a quirófano, estuvieron buscando etiquetas entre la tela para ver de dónde era…¡y poder comprar una igual!.
Sin embargo, el momento más feliz fue aquel en el que llamamos a Silvia por teléfono para decirle que estaba embarazada. Nacho, que oía la conversación desde lejos, escuchaba que le estábamos dando pautas sobre lo que debía comer y lo que no, y recuerda, entre risas, que en ese momento pensó: “Debe ser que va bien porque le están prohibiendo cosas…”
Esto no es un adiós sino un hasta luego…
Silvia y Nacho nos cuentan en su testimonio que en un año aproximadamente volverán a visitarnos con la intención de seguir ampliando su familia, ya que tienen en nuestro laboratorio un embrión vitrificado, al que ellos llaman cariñosamente ‘el hermanito Frozen’.
Para finalizar, les hemos pedido un consejo que darle a otras parejas que vayan a pasar por todo lo que pasaron ellos. “Que se dejen guiar por la clínica,” dice Nacho, haciendo hincapié en que es importante naturalizar el tema y apoyarse lo máximo posible en gente que esté alrededor. “Para las decisiones que hay que tomar, es mejor estar arropado,” concluye Silvia.
Esperamos veros muy pronto, familia. Si tenemos que compraros una colcha para que eso ocurra, ¡lo haremos! ?