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Nuestro segundo hijo

Caso-de-esterilidad-secundaria

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Mentiría si dijera que realizar el tratamiento fue fácil…

[/vc_column_text][vc_column_text]A los 32 años, que era un buen momento para ser padres.

Por las experiencias de amigos y familiares creímos que sería difícil conseguirlo pronto, así que nos lo tomamos con tranquilidad. La sorpresa fue cuando a los dos meses, ya estaba embarazada. Hasta ese momento nunca había estado demasiado pendiente de mis días de ovulación y de hecho no nos hizo falta.

Tres años después nos planteamos repetir la experiencia y seis meses después aún no lo habíamos conseguido. Empezamos a controlar los días de ovulación pero no conseguimos el ansiado embarazo. Acudimos al ginecólogo y nos comentó que podíamos empezar con unas sencillas pruebas de fertilidad; para mí análisis hormonales que medirían mi reserva ovárica y controlarían la ovulación y para mi pareja un análisis de semen.

Cuando acudimos a la consulta del ginecólogo, nos comentaron que no ovulaba y que era necesario acudir a un centro de reproducción asistida para que nos completaran el estudio. Nos pusimos a buscar clínicas en Madrid y un día cuando comentamos a unos amigos nuestro problema, nos confesaron que su bebé había nacido gracias a un tratamiento de reproducción asistida que habían realizado en Clínica Tambre.

Decidimos depositar nuestra confianza en el equipo de Clínica Tambre con el doctor Caballero Peregrín a la cabeza.

Mi pareja se realizó el seminograma y la sorpresa fue que tenía Oligoastenoteratozoospermia.

Superado el momento de saber que las posibilidades de conseguir un embarazo nosotros solos, eran escasas, ya que había pocos espermatozoides, se movían mal y había poca concentración de ellos; nos pusimos en manos de todo el equipo de Clínica Tambre, para realizar el tratamiento de fecundación in vitro.

Mentiría si dijera que realizar el tratamiento fue fácil.

Debíamos acudir unos determinados días a realizar controles ecográficos y hormonales. Durante ese tiempo debía pincharme todos los días medicación para hacer trabajar un poco a mis óvulos, pero el trato recibido por todo el personal de la clínica hizo que todo fuera más llevadero. Los médicos que me atendieron en las consultas y en el quirófano, siempre resolvieron todas nuestras dudas y nos informaron de la evolución de nuestro tratamiento.

Las enfermeras siempre amables nos ayudaron en más de una ocasión a ponerme correctamente la medicación.

En cuanto a los biólogos, con su labor silenciosa supieron seleccionar a los mejores embriones para que nueve meses después pudiéramos tener en nuestros brazos a nuestro segundo hijo.

Una vez más Clínica Tambre, especializada en reproducción asistida en Madrid cumplió con uno de sus lemas “Trabajamos por tus sueños”.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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